Es tan linda la sensación de plenitud, de paz cuando se hace bien un trabajo. Sin embargo, es tan grande la agonía cuando no. He cometido muchos errores, lo sé. He dejado morir la esperanza, el amor que se sentía. Como cuando muere una flor hermosa por descuido, por olvidar regarla o sacarla al sol. Mas aún, es mucho más doloroso cuando esa bella flor muere sin saber siquiera que estaba allí.Aquel hombre, acongojado por la desdicha de no poder ver civilización nuevamente, estaba seguro que no duraría ni 1 mes, había entendido su futuro. Sabía que llegar a esa isla era su sentencia de una vida de soledad y locura. Pero había algo que no encajaba: no recordaba como había llegado allí.
En un principio se sorprendió por lo que veía, una playa inmensa, con arena ploma brillante y un mar de un celeste intenso, transparente y limpio, no veía animales, no esuchaba el sonido de las gaviotas, más aún ni siquiera el sonido de las olas golpeando contra la arena, sólo podía escuchar el sonido del aire entrando por su garganta. Sus sentidos estaban tan increiblemente despiertos que podía imaginarse el tacto de su corazón sólo sintiéndolo al golpear contra su pecho. No era normal, nada de lo que estaba sintiendo con respecto a este lugar era normal, pero no le importó, estaba tan extasiado por el ambiente que no le prestó importancia y caminó unos pasos solo para darse cuenta que por sus mejillas caían lágrimas, estaba llorando y no sabía la razón. -Que increíble se siente, pero duele, tengo el corazón destrozado... tengo miedo, debo haber muerto de seguro- pensó -Si!! eso es, he muerto mientras lloraba por alguien que quería mucho- luego caminó 2 pasos más sobre el agua que le llegaba hasta los muslos y un recuerdo le viene como chispazo de luz atravesándole la sien, sus ojos quedaron inmóviles con la mirada fija al horizonte, su cara se arrugó hasta formar una expresión de angustia y desconcierto, cayó de rodillas sobre el agua... había recordado todo.
Toda su vida había sido un desastre, desde que nació. Sus padres eran granjeros, tenían un terreno de plantaciones de tomates. Siempre fueron conocidos en el pueblo por sus grandes y ricos tomates.
Los Kraig eran muy constantes y esforzados, desde los primeros Kraig, quienes junto a otras 4 familias fundaron el pueblo de Maledonia, hasta los padres de Braun, quienes llevaron el negocio hasta la cúspide con exportaciones que realizaban a la gran ciudad, donde el producto más conocido era la salsa de tomates Kraig, favorito en la cocina y como ingrediente de la comida tipica del país de San Mallory. Pese al sacrificio y gran éxito que tuvieron, eran infelices, parecía que la violencia y arte de herir eran su especialidad. Braun creció en un ambiente hostil... lamentablemente eso sería su perdición...
El viento seguía agitando esos hermosos arboles de maples que llenaban la pequeña isla, como si vaticinaran la tormenta que vendría...
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